martes, 2 de febrero de 2010

Contando y Contando

Después de pasar por todas estas experiencias enriquecedoras del alma y de nuestra mente, creo que llegó el momento de "contar".
Contar todo lo que me está ocurriendo, contar las veces que dudé de lo que tengo y que finalmente lo acepté tal como es, porque está muy bien dicho que "es lo que hay".
No peco de ser conformista, solo cuento lo que tengo, y no paro de contar, porque ahora es infinito.
Es infinito lo que me ha entregado la vida este último tiempo, y como es parte de mi todo, creo que es momento de aceptar "todo" de una vez por todas.
Después de años de tener una condición limitante, tanto física como socialmente, he llegado a la conclusión de que es hora de poner punto final a los augurios obsoletos y "mala onda".
Muchas veces me condicionaron a anhelar cosas que jamás iba a tener, pero que finalmente las logré, con menos o mayor esfuerzo las tuve igual.
Independientemente de la viejujilla incrédula mala sangre, que disfruta otorgando malos presagios, que al final lo único que logran es "cagarte la onda", y empezar a convertirte en una pseudo jóven amargada que apresuró su vejez, gracias a una señora que sí se amargó tempranamente.
Es importante creer que las cosas funcionan y se pueden lograr. Que el comercial de Soprole de los años 90' tenía algo de cierto, que "lo podemos lograr", pero lo más importante es aceptar.
Aceptar lo que tenemos al rededor y claramente "aceptarnos".
Que si somos gordos o flacos no nos determina como personas, ni como seres pensantes.
Y que si somos diabéticos, no somos inválidos que desarrollan una plaga indestructible, ni que mutan cada vez que les falta o sobra el azúcar. Lo que sí les puedo asegurar, que nos amargamos o no endulzamos de vez en cuando, nada más.
Pero como bien dije anteriormente "es lo que hay".