martes, 22 de septiembre de 2009

La nueva etapa

Ha pasado tiempo de que no escribo, pero mi ingratitud con este blog es porque me pasó lo mejor que le puede pasar a un ser humano, y en mi caso a una mujer: SER MAMÁ.
Esta es la nueva etapa que todos debemos enfrentar, asumir y querer. Ya que afloran todos nuestros miedos y todas nuestras capacidades como personas. Creo que somos capaces todos de aprender a querer y también de cuidar de lo que es más nuestro, y este nuevo cambio nos pone a prueba, para ver si podemos seguir mejorando nuestra vida.
En mi caso, y como quedó demostrado en los escritos anteriores, es la diabetes.
El ponerme a prueba, para ver si era capaz de mejorar mi estilo de vida para poder gestar a este nuevo integrante de mi vida, el derribar las barreras mitológicas de aquellos pesimistas que pensaron que esto no podía ser, y que en cierta forma me estaban arrebatando esta experiencia que me deja sin palabras.
El "si uno quiere puede", se puede. Y queridas futuras madres diabéticas, las prohibiciones en el embarazo no existen, sólo el disfrute y goce de este pequeño ser que crece día a día.
Los sacrificios quedan minúsculos, al lado de la satisfacción de ver a tu hijo nacer.
Pero sí, existen las dietas nefastas que permiten un mejor cuidado en el embarazo, pero nada que no se pueda cumplir, junto a la asesoría de un médico que te de confianza y que esté pendiente de este primer proceso, hacen posible que todas nosotras, que nos daban por acabadas en nuestra etapa de reproducción, nos puedan hacer felices.
Debemos estar alertas sí, en todo momento y circunstancia. Cuidar nuestro cuerpo lo mejor posible, ya que este es nuestro templo que nos permite realizar estos desafíos que nos hacen crecer cada día más. Y que nos convencen de que nosotros tenemos el control de nuestras vidas y nuestro cuerpo.
De que la juventud es para gozarla, pero eso no significa dejar de lado esta etapa de ser padres, porque ésta tambien forma parte de nuestra juventud y de toda la energía que podemos entregar física y emocionalmente.
Quiero darle gracias a mi familia por entregarme todo el apoyo y ayuda, y sobre todo confianza, que hizo posible concretar mi nuevo rol.
También darte gracias a tí, mi compañero, que sin tí esto no hubiese sido posible. Que demostraste que mi "problema" también es tu "problema", y que hiciste más llevadera mi enfermedad, dándome ánimo y haciéndome sentir que esto no fue nada. Y que también gracias a ti, nos podemos enfrentar juntos ante esta "Nueva etapa".
Hay que recordar que mientras menos años pasen de nuestra diabetes, más cosas podemos cumplir sin que nuestro cuerpo nos falle. Y que debemos cuidar nuestro cuerpo, nuestra salud es lo más importante, ya que sin ella, no podemos hacer a estos bebés que nos llenan de alegría y felicidad.
Mi consejo para aquellas mujeres que quieren ser mamás, y que en algún momento surgió una piedra en su camino.:- Las piedras en el camino solo nos hacen tropezar, pero ninguna tiene la capacidad de hacernos caer, eso sucede solo si nosotros queremos.-

domingo, 14 de junio de 2009

El paso siguiente

Sin considerar los aspectos culturales de nuestro "Chilito", el ser una mujer de 25 años diabética, ya no es considerada una maldición juvenil. Y creo que el paso siguiente para nuestra evolución personal, es la propia aceptación de ciertas dificultades kármicas que afectan el desarrollo de nuestra querida y nunca bien ponderada "AUTOESTIMA".
Si bien el apoyo familiar, amistoso y todo lo que nos rodea, es fundamental para asumir una enfermedad, que más bien es monótona y no recurrente de afecciones sentimentales; lo más importante es pasar por las tediosas etapas de la innecesaria aceptación.
Los invito a unirse a este flashback, que nos convoca a mis "dulces 19".
Edad traicionera y vulnerable, donde todo lo que nos dicen nos afecta de forma devastadora y ridícula, y donde carecemos de conciencia para darnos cuenta, de que en realidad-"la estamos cagando", de que nuestro cuerpo es fuerte y jóven y que ilusamente también es indestructible.

El creerse Superman, La Mujer Maravilla o cualquier otro súper héroe, no nos lleva directamente a comprender el balance natural de las cosas, si no que nos lleva a mandarnos más pastelazos.
Pero Señora, Señor, Papi y Mami, este proceso no es eterno.
Es algo natural que tenemos los seres pensantes que creemos en el engaño de nuestro propio intelecto. Por lo que, no hay que ponerle tanto color a los pincelazos que damos para corregir los problemas existenciales de "los hijos" que estén pasando por esta fase.

Asi que "Hijos de la fase", sí se puede carretear, sí se puede comer completos para el bajón, tomarse unas piscolas, (esporádica no periódicamente) llevar una vida normal, sin pensar que te vas a morir de un coma de lo que sea.
Pero mi consejo, como una dulce vividora y amante de la buena vida,- "Encuentren Su propio balance natural, su límite gozador que los ayudará a ser responsables, no dejen de lado el Ser diabéticos, porque es es lo que somos y tenemos que aprender a disfrutar lo que tenemos y no quejarnos de lo que nos falta, porque a veces, ni siquiera es necesario. "

miércoles, 6 de mayo de 2009

Desde el comienzo

La idea de meterme en el tema de las dietas y los carbohidratos, comenzó el día en que me diagnosticaron Diabetes Juvenil. (tipo 1 insulinodependiente)
Recién había cumplido los 19 años, y jamás había hecho una dieta y aún no se me pasaba por la cabeza, dar una pizca de restricción a este placer culpable.

No es mucho lo que se nos informa de la Diabetes; de sus diferentes tipos, ni cómo convivir con esta enfermedad.
Lo que sí estoy segura que es un proceso familiar donde todos debemos aprender acerca de esta nueva forma de vida.
Y así lo hizo mi familia; donde las clases prácticas con la típica enfermera experimentada, nos enseñó como poner una inyección, a cómo preparar los pisco sour light, para no convertirte en una pseudo amiga-veterana que se le vinieron los años encima, y que después nadie más la llamó.

Del -"no se preocupe mijita, sino es tan terrible",no sólo lo ibas a escuchar esa vez, sino que ibas a terminar diciéndolo cada vez que la vieja mala onda te dijera -"Ihhhhh! pero y tan jovencita??"
Con esa mirada vaticinadora de un futuro negro e incierto.
El -"No puedo, soy diabética"; era una especie de conjuro maléfico, para todas esas miradas curiosas, que esperaban que ésta joven arrojara las 7 pestes del infierno y que a cada uno le cayera la maldición diabética sobre sus vidas.
Bueno, ahora, con los años, la impresión de las personas ha cambiado. Cada vez hay más información acerca de esta 7ma peste; que pasó de ser peste a ser una "enfermedad de la gente gorda".

Pero no nos daremos por vencidos, seguirémos enseñándole a esas personas que creen que "no pueden comer pan, porque hace mal". ¡Que no es así! El pan no hace mal y que no todos los diabéticos somos gordos (eso creo yo), que no todos vamos a terminar cojos después de los 40, y que la diabetes NO ES UNA PESTE que se pega -"como le pasó a mi abuelita Juana, que sino se hubiese metido con Dn. Pedro no tendría esa cosa".

Y así continuó mi camino lleno de anécdotas bizarras, basadas en la desinformación, que al final se convirtieron en mitos populares, que traspasaron clases y edades.
Hasta que surgió la idea de crear una "pequeña ayuda",gracias a una visita al cine, donde la discriminación dulce se hizo presente y tuve que eliminar la tradición de la bebida y la comida, como fiel acampañante de esas sesiones fílmicas.
Esta "pequeña ayuda" nació de la idea, de empezar a cocinar Mis propias cosas dulces, de complacer Mis propios antojos azucarados y asegurarme de que tuvieran los ingredientes correctos, para no tener que acudir a la abstinencia total de los chocolates, galletas y queques para diabéticos, que más temprano que tarde, terminaban provocando una hiperglicemia no deseada.
Y así surgió también la idea amiga, de comenzar a "vender" estos queques y estas galletas, cocinadas especialmente para diabéticos. Con el 100% de confiabilidad de no sufrir una hiperglicemia, y así dar una mayor libertad para complacer estas costumbres, que sin importar el estilo de vida y de alimentación, siempre están latentes en nuestros apetitos.